Andrés Segovia, Enrique Morente, Bob Dylan, George Harrison y una infinidad de grandes estrellas de la música tienen algo en común, algo hecho en Madrid. Todos ellos han tocado una de las guitarras que desde hace más de un siglo se elaboran en Guitarras Ramírez, un negocio familiar que va ya por su cuarta generación.

El mes pasado tuvimos el honor de conocer el taller donde se elaboran estas piezas de artesanía gracias a Cerveza Alhambra Reserva 1925 que durante estos meses está organizando una campaña en la que se seleccionan los negocios en los que, pese a la vorágine de este mundo robotizado, se trabaja de forma artesanal y tradicional. En este caso Amalia Ramírez, bisnieta de José Ramírez, fundador del negocio, junto a dos de sus sobrinos, Cristina y Enrique, fueron los encargados de descubrirnos este mundo que, en mi caso, era todo un misterio. Nos abrieron las puertas de su taller y nos hablaron de la historia de esta guitarrería y del proceso de elaboración de las guitarras de fama internacional. 


Lejos de lo que se pueda pensar, la elaboración de una guitarra es todo un trabajo de artesanía en el que cuenta hasta el más mínimo detalle para poder lograr un instrumento casi único, que tenga su propia alma. El primer paso es la selección de las maderas, se utiliza el palosanto, ébano, ciprés o el cedro rojo que previamente han sido sometidas a un proceso natural de secado que en algunos casos, las maderas han estado más de cincuenta años en este proceso de secado natural. 

Una vez seleccionadas cuidadosamente las maderas, se procede al trabajo más artesanal que es la elaboración manual de la propia guitarra. Un proceso en el que se controla incluso la temperatura y la humedad ambiental para lograr el sonido deseado. No es un trabajo fácil, es algo que los herederos de Ramírez han sabido perpetuar en el tiempo, generación tras generación porque, como en la buena cocina, el toque personal es el que decide la genialidad del producto y, en este caso, queda más que demostrado por su clientela y su solera.


Curiosamente, Guitarras Ramírez no cuenta con un gran stock, la mayor parte de sus trabajos son sobre pedido y gran parte de ellas son para compradores extranjeros, sobre todo de Japón, algo que resulta curioso ya que si hay un sonido que podría caracterizar a España es el de la guitarra. 

Después de descubrirnos algunos de los secretos de este artesanal trabajo continuamos, esta vez de forma más distendida, escuchando las anécdotas de esta saga familiar degustando un piscolabis muy español en el que el jamón no podía faltar y cerveza Alhambra Reserva 1925.

Amalia es una de esas personas que han sabido conservar y mantener un oficio que es un arte y que pone en manos de los grandes de la música la cultura, el color y el alma de su  familia, de España y de Madrid. 

El fin de fiesta lo puso uno de los asistentes que se arrancó con unos acordes

Hay muchos más embajadores y vendrán más, descúbrelos aquí.