Recientemente nos hemos enterado de que la cadena internacional Primark se instalará en Gran Vía 32, en el edificio que fue el primer gran almacén de España, los desaparecidos Almacenes Madrid-París. La historia de este edificio parece estar marcada por las penurias económicas, pese a sus aires de grandeza. Este edificio guarda entre sus muros una larga historia de negocios que se levantan y caen una y otra vez, ¿ocurrirá lo mismo con Primark? 

La idea de crear unos grandes almacenes surge en 1920, año en el que se crea la Sociedad Madrid-París. Los responsables de esta sociedad decidieron instalarse en la primigenia Gran Vía que estaba poco a poco tomando cuerpo, la nueva arteria sería el escaparate perfecto para la creación de unos grandes almacenes que asombrarían a los madrileños de la época.

Edificio Madrid-París años veinte
Foto: Wikipedia

En 1921 empezó la construcción del Edificio Madrid-París, para ello se necesitaron grandes sumas de dinero que, gracias a los créditos obtenidos por diferentes sociedades, fueron materializando el proyecto. Los años veinte fueron bastante conflictivos en temas laborales, muchos de aquellos conflictos paralizaron las obras del edificio hasta que finalmente el 3 de enero de 1924, los flamantes Almacenes Madrid-París abrieron sus puertas.
El edificio, obra del arquitecto Teodoro Anasagasti Algán, no defraudó a los madrileños, era un edificio grandioso y lujoso en el que se podía comprar de todo, desde lo más caro a lo más barato. La casa real estuvo presente en la inauguración del los grandes almacenes, el rey Alfonso XIII y su esposa, que fueron recorriendo cada una de las plantas del edificio y, al parecer, según la prensa de la época, hicieron grandes elogios a las instalaciones.

 
Inauguración real de los almacenes en 1924
Foto: Mundo Gráfico 1924

Pese al éxito de apertura inicial, los Almacenes Madrid-París no fueron un buen negocio. Un año después de su inauguración no era todo lo rentable que se esperaba, para compensar pérdidas los dueños alquilaron unas dependencias del edificio a la emisora Unión Radio pero, las pérdidas continuaron los años siguientes y el negocio no levantaba cabeza. Se intentó, con poco éxito, “popularizar” más los almacenes con productos menos exclusivos, se redujo el personal y, finalmente, después del cierre progresivo de varias secciones, en verano de 1933 cerró sus puertas definitivamente.
En un artículo publicado en la revista Estampa en febrero de 1933, aparecen las que posiblemente fueron las últimas dependientas de los Almacenes Madrid-París, alrededor de un centenar de mujeres que, con resignación, narran los últimos días de los almacenes, en plena liquidación total. El reportaje aporta datos curiosos como que una modelo que trabajaba allí cobraba “setenta y cinco duros” al mes o las “doscientas sesenta pesetas de una de las empleadas.

Últimas empleadas de los Almacenes Madrid-París
Foto: Estampa 1933

Después del cierre de los almacenes el edificio fue adquirido por la Sociedad Española de Precios Únicos (SEPU). Esta empresa se caracterizaba por la venta de productos de bajo coste y fue muy popular en Madrid hasta hace poco tiempo. Con el cambio de propietarios se hizo también un cambio en la fisionomía del edificio. La remodelación fue efectuada por el propio arquitecto que diseñó el edificio. Se derribaron las dos torrecillas que jalonaban el edificio, se aumentaron cuatro plantas y se instaló una sala de cine, el también desaparecido Cine Imperial. 

Como decía al principio, el edificio es una historia de empresas que se levantan y caen, pues también SEPU fue una de ellas, también víctima de los problemas económicos, cerrando definitivamente en 2002.

En la actualidad el edificio está ocupado por varias empresas, como PRISA, con la Cadena SER que emite desde allí y que no están precisamente en su mejor momento económico. Desde hace ya un tiempo se rumorea de que podrían abandonar el edificio. 

Hay otros negocios en las plantas inferiores como H&M, Mango o Lefties que hasta ahora se desconoce si tras la adquisición del edificio por la marca Primark continuarán allí. Lo único que se sabe es que los nuevos propietarios ocuparán cuatro plantas del edificio y una tienda a puerta de calle. Lo que no se sabe tampoco es si esta empresa correrá la misma suerte de las anteriores, es cierto que montar un negocio de este tipo en los tiempos que corren es todo un acto de valentía pero, quien no arriesga no gana.