En el número 46 de la Gran Vía madrileña, junto a Callao, se encuentra uno de los edificios más singulares de la centenaria vía, se trata del Palacio de la Prensa.

El edificio es obra del arquitecto Pedro Muguruza que, inspirándose en la arquitectura norteamericana, lo diseñó para que fuese un edificio multifuncional. Contaba con un gran cine, tiendas, oficinas, viviendas y la sede de la Casa de la Prensa.

Fue inaugurado el 7 de abril de 1930 por el rey Alfonso XIII y su esposa Dña. Victoria Eugenia, asistieron al evento los representantes de la prensa española, europea e hispanoamericana.

La foto superior fue publicada en abril de 1930 en la revista Crónica, en ella aparece el flamante edificio recién inaugurado y un fotomontaje con las imágenes del presidente perpetuo de la Asociación de la Prensa, José Francos Rodríguez y el Secretario Eduardo Palacio. Si nos fijamos un poco más en la foto, justo a la izquierda vemos algo que nos resultará muy familiar, ¡un edificio en obras! Precisamente ahora, en ese mismo solar en obras, se está edificando un nuevo edificio, el que será el único y el primer edificio edificado en la Gran Vía en el siglo XXI.


Curiosidades

El edificio fue construido en sólo cuatro años y tuvo un coste de ¡ocho millones de pesetas! Toda una fortuna en aquella época, hoy, pese a la crisis, es casi imposible encontrar un apartamento por ese precio.

Otro detalle por el que destaca este edificio es que es el único con la fachada de ladrillo visto de toda la Gran Vía. Parece ser que el arquitecto había proyectado más elementos decorativos en su fachada pero nunca llegaron a colocarse.

En su interior se han rodado películas, ha sido la sede de una de las revistas humorísticas más importantes; “La Codorniz” y también ha vivido en sus propias “carnes” la crisis de las salas de cine. De la gran sala de cine que había en sus bajos, con capacidad para casi 2.000 personas, hoy sólo quedan tres pequeñas salas con 987 butacas entre las tres. Fue uno más de los cines que fueron divididos, seccionados y machacados en los años noventa. Posiblemente, la proliferación de estos mini cines sea una de las causas de la pérdida de espectadores y de la consiguiente crisis que ha llevado a la casi desaparición de los míticos cines de la Gran Vía madrileña.

En la actualidad el Palacio de la Prensa sigue siendo un edificio vivo y uno de los más llamativos de la ciudad.