A unos 60 kilómetros de Madrid, en la localidad serrana de Cervera de Buitrago, durante más de dos siglos, se ha dado el curioso caso de que muchos de sus habitantes, en algunas épocas la mayoría de ellos, padecían “polidactilia”, un trastorno genético que hace que las personas nazcan con más dedos de los que deberían tener. Este dedo “extra” puede estar en las manos y en los pies, incluso en ambas extremidades.

En 1928, unos reporteros de Estampa, una revista de temas de actualidad, publicaron un artículo sobre este curioso caso en la localidad madrileña de Cervera de Buitrago. En el se narran las peripecias de los reporteros para llegar a este lugar, que en aquella época se encontraba totalmente incomunicado y como quien dice, dejado de la mano de Dios.

El artículo cuenta con todo lujo de detalles un día cualquiera en la vida cotidiana de los habitantes de aquel Cervera que nada tiene que ver con el de hoy. El reportero habla del estado de miseria en el que se encuentra el pueblo y de la dura vida de sus habitantes que, pese a la miseria y la dureza del clima, son personas afables y entrañables.

Nada más llegar al pueblo descubren el primer caso de polidactilia, lo ven en la mano del propio alcalde que orgulloso posa para una foto enseñando su curiosa mano. El alcalde es el que se encarga de contar a los reporteros que la gran mayoría de los habitantes de Cervera tienen seis dedos, alguno seis en cada mano e incluso habla de casos de vecinos que tenían hasta siete dedos en las manos.

El reportero, de la bien surtida mano del alcalde, va recorriendo el pueblo y conociendo a sus habitantes que muestran al fotógrafo sus manos llenas de dedos, algunos con orgullo y otros con desdén. El artículo también refleja el gran sentido del humor de las gentes de Cervera, como en este caso en que el alcalde, en respuesta al comentario del reportero que le dice: “todos en el pueblo parecen muy contentos de su anormalidad”, el alcalde le responde:

“Cuando van los mozos a servir al rey (servicio militar) los devuelven corriendo pa cá, porque dice que semos mancos. ¡Mancos, y tenemos más deos que otros!”

Otro momento divertido de la charla entre el reportero y el alcalde de Cervera es cuando le preguntan a éste si algún médico fue al pueblo para examinarles las manos y el alcalde le responde con esta divertida historia:

“Aquí no viene naidé. Hace un par de años vino una señorita, que era la maestra, pa enseñar a los zagales de cuentas y a leer en los papeles. El primer día llamó al chico de la Julia y le dijo: ¿cuánto hacen cinco más dos? y como el zagal no respondía, la maestra le dijo: ¡no seas animal! Cuenta con los deos: uno, dos, tres, cuatro... ¡anda, cuenta! Y el zagal se pone a contar: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... y la maestra replica: ¿pero cuántos dedos tienes en cada mano? ¿No sabes que tenemos cinco dedos en cada mano? ¡Trae aquí tu mano! y cuando la señora maestra contó siete deos en la mano del chico hubo que hacerla un cocimiento de tila, porque le dio un ataque de esos que llaman nervos. Se marchó corriendo del pueblo, y ahora nos han traído otra que no se asusta”.

Niños de Cervera mostrando sus manos

Esta historia que cuenta el alcalde refleja muy bien la normalidad con la que llevaban su particularidad dactilar y, sobre todo, el genial sentido de humor de aquella gente.

Parece ser que en 1928, año en el que se hizo el reportaje del que hablo, la polidactilia en los habitantes de Cervera era muy común, tanto es así que se contabilizaron más de 150 casos en aquel año, ¡casi la totalidad del pueblo! Tampoco se sabe desde cuándo ocurre esto, parece ser que los casos de seis o más dedos suceden desde hace unos 200 años, puede que más.

Vista de Cervera de Buitrago años 20

En la actualidad los casos de polidactilia son escasos, cuando alguien nace con un dedo extra se le extirpa y solucionado el problema, además, Cervera ya no es el pueblo aislado y miserable del pasado, todo lo contrario, hoy es una agradable población en una de las zonas serranas más bonitas de Madrid.


Fuentes e imágenes: Estampa 1928