En entrada anterior hablaba de la desaparecida tumba de Miguel de Cervantes, hoy toca hablar de la casa, de una de las casas de Cervantes en Madrid.

En el Barrio de las Letras, en el número 2 de la calle Cervantes, haciendo casi esquina con la Calle del León, hay una placa en la fachada que reza así “Aquí vivió y murió Miguel de Cervantes Saavedra cuyo ingenio admira el mundo, falleció en MDCXVI”.

Fue aquí, donde Cervantes murió pero, ¿fue en esta misma casa que hoy podemos contemplar?

En el siglo XIX la casa original donde vivió Cervantes se puso a subasta pública, se hizo con ella un tal N. Franco, un personaje muy peculiar. Franco decidió derribar la casa y hacer una nueva, ya que estaba en un estado verdaderamente ruinoso. Ramón Mesonero Romanos, escritor, cronista de Madrid y concejal, uno de los más ilustres madrileños que más amó y que más hizo por nuestra ciudad, al enterarse de la noticia de la demolición de la casa de Cervantes, pidió audiencia al rey Fernando VII para que se impidiese el derribo. Los planes de Mesonero Romanos eran hacer un centro literario o algo similar que convirtiese aquella casa en una especie de templo de las letras. El Rey aceptó la propuesta y se dispuso para que aquella casa se comprase en nombre de la Corona.

Cuando Mesonero Romanos se puso en contacto con Franco para tratar el tema de la compra del inmueble, Franco, que era un comerciante honrado pero poco “ilustrado” se puso farruco y pensando más en el negocio que en el ridículo dijo sin rubor que en aquella casa “había vivido el famoso Don Quijote de la Mancha, de quien era muy apasionado”.
No sé lo que pudo pensar Mesonero Romanos al oír esto, pero me puedo imaginar su estado de pena y desolación.

Finalmente la casa fue demolida y se levantó una nueva, eso sí, con una placa que recordaba que allí vivió y murió el ingenioso… escritor.


Post dedicado a Mercedes