Madrid Judío

Por EMNM | 1/12/2009 |

Cuando se habla del Madrid judío se suele hacer referencia a una supuesta judería ubicada en el barrio de Lavapiés, pese a que nunca se encontraron restos ni escritos que confirmasen la existencia de una judería en este barrio de Madrid.

¿Cuándo llegaron los judíos a Madrid?

La primera referencia de la que se tiene constancia de la existencia de judíos en Madrid se remonta al año 1053, cuando Madrid era una pequeña población dominada por los árabes, un poco antes de caer en manos cristianas por el rey Alfonso VI de León y Castilla.
En 1053 un judío llamado Simeón Ibn Saúl escribió una carta a su hermana para anunciarle el fallecimiento de dos judíos vecinos de Mayrit (Madrid). Junto a esta carta se conservan otras cartas, de naturaleza comercial, que confirman la existencia de una población judía estable en Madrid.

En 1202 el rey Alfonso VIII dicta el Fuero de Madrid y en él se hace referencia a los judíos madrileños.
Durante los siglos XIII y XIV la población judía aumenta en Madrid, hasta que en el año 1391, desde Sevilla y como un reguero de pólvora, se extendió por todo Castilla una ola antisemita que redujo a cenizas las aljamas de Castilla y sus ciudadanos, los judíos, fueron forzados al bautismo. Este triste episodio es conocido como el pogrom de 1391.

¿Dónde estaba situada la judería?

Según los últimos estudios, la judería medieval se encontraba en las inmediaciones del viejo Alcázar y la sinagoga estaría situada entre lo que hoy es el patio de la armería del Palacio Real y la Cuesta de la Vega. Después de los incidentes sufridos en 1391, la población judía se encontraba más dispersa por aquél viejo Madrid.

En 1480, un los judíos españoles sufren un nuevo golpe, las Cortes de Toledo decretan la obligación de que los judíos habiten una serie de calles, agrupados, afectando muy negativamente a los judíos madrileños.

Unos años después, los judíos madrileños, como el resto de los judíos españoles se vieron forzados a salir del reino o bien convertirse en cristianos por el edicto de expulsión firmado por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492.

Después de la expulsión, la Inquisición y las leyes antisemitas borraron gran parte del legado cultural judío en toda España. Pese a los muchos esfuerzos por borrar todo vestigio hebreo de España, todavía se conservan algunas sinagogas y juderías, así como nombres de calles, apellidos muy comunes en España y de origen judío como Toledano, Pulido o Cepeda e incluso, gracias a la ciencia, descubrimos que por nuestras venas, también corre sangre judía.

Actualmente, la comunidad judía madrileña es pequeña comparada con otras ciudades de Europa pero, afortunadamente, goza de muy buena salud.